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Simulacro de libertad: cuando hasta el silencio hace ruido.

ÉXODO POBLANO: Columna de Alex Durán

Este lunes 29 de abril, a las 11:30 am, millones de mexicanos abandonarán oficinas, escuelas y hogares para participar en el Simulacro Nacional 2025. Todo muy organizado: alarma, evacuación, punto de reunión. Pero lo que no está en el protocolo es que, mientras practicamos cómo reaccionar a un sismo natural, vivimos en tiempo real un sismo político provocado.

La Ley Mordaza —esa reforma a la Ley de Comunicación Social— no es más que una jugada burda para centralizar la narrativa y silenciar al disidente. Lo irónico es que, mientras se ensaya cómo salvarse de un edificio que se cae, nadie nos enseña cómo escapar de un régimen que se encierra.

Y para que no quede duda de que ya estamos en código rojo, veamos el mapa legislativo:

  • Morena y aliados controlan 274 diputaciones de 500 y
  • 83 senadurías de 128.

Con esa mayoría simple y aliados obedientes, no se necesita un sismo, se necesita solo una orden del Ejecutivo. La Ley Mordaza avanza con el sigilo de un enjambre sísmico y con la torpeza de quien no entiende que la represión hoy se paga en votos mañana.

¿Ejemplo? El mismísimo Peña Nieto, cuando impulsó en 2013 la Ley de Telecomunicaciones, prometió apertura, pero generó sospecha. En 2014 ya había perdido más de 12 puntos en aprobación según Mitofsky. ¿El resultado? En las intermedias de 2015, el PRI perdió su voto joven y su hegemonía en grandes ciudades. Las urnas cobraron lo que parecía «una simple reforma».

Ahora, en 2025, nos enfrentamos al mismo error, pero peor ejecutado.

Ya lo advertía Robert Greene en su Ley 36 de las 48 leyes del poder:

«Desprecie las cosas que no puede tener. Ignorarlas es la mejor venganza».
Pero aquí no solo no ignoran a los medios, los persiguen, los etiquetan y los regulan.
El poder, cuando se siente frágil, necesita controlarlo todo. Hasta los memes.

Lo más alarmante no es que quieran regular cuánto se gasta en publicidad oficial (que sería legítimo), sino quién puede decir qué, cuándo y cómo. Un país con medios silenciados no necesita simulacros de evacuación: ya vive en emergencia permanente.

Y mientras la presidenta en funciones, Claudia Sheinbaum, guarda silencio (esperando su juramento o simplemente midiendo costos), alguien en el cuarto de guerra debería recordarle que popularidad no es eternidad. Los datos de aprobación son traicioneros: si no, que le pregunten a Calderón, que llegó al poder con 56% de aprobación y acabó con 30%. Y todo por seguir reformas impopulares sin medir el daño al alma del votante.

Hoy el gobierno quiere entrenar a los ciudadanos a evacuar edificios, pero no quiere que evacúen ideas.
Simulacro Nacional sí… pero también simulacro de democracia.

Porque cuando se prohíbe hablar, se grita en silencio. Y cuando se aprueba la Ley Mordaza, el eco no lo controlan ni desde Palacio.

Así las cosas, amigos…
Hoy no tiemblan las banquetas, tiembla la libertad.
Pero en fin…
quedamos pendientes, pendientes.

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